Por ahí alguien me dijo que actualize este sitio un poco mas a menudo.
Bueno, ahí les va una bien cortita:
Independientemente de si la ministra de medio ambiente es culpable o inocente, el congreso la ha llamado para que rinda cuentas y de explicaciones. Se llama interpelación a este acto, y está plenamente amparado bajo la constitución. Hasta ahí, nada fuera de lo ordinario y tampoco fuera de la conducta que se puede esperar dentro de los predios constitucionales.
Ahora, por un lado, tenemos a un congreso que interpela cuando le da la gana, por cualquier pendejada y usualmente para presionar o chantajear a quien gobierna, y no precisamente para beneficio del pueblo. El resultado de dicho acto es muy predecible, y no sorprende a nadie. Todos sabemos que en el congreso se fraguan fugaces mayorías que terminan por censurar al interpelado(a). Las ideologías valen un cuerno. Es mas, ¿cuáles ideologías? Pura componenda entre una sarta de mamás de Tarzán que ven a su alta envestidura maternal amenazada por acciones de otro grupo de madres de Tarzán, o en su defecto, una sarta de recaderas aspirantes a madre de Tarzán, que obedecen a los intereses de grupos poderosos de otras mamasotas de Tarzán.
Por otro lado, tenemos a una ministra, quien aupada, acolitada y apollada por la mayor mamá de Tarzán del momento, aquella que risueñamente nos lleva por el sendero del siglo XXI, se siente envalentonada para expresar sus instintos maternales hacia este mentado personaje: Tarzán y por lo tanto, se niega a asistir al congreso a dar la cara a los interpelantes. No me sorprende para nada, pues otra mamá de Tarzán se rehusa a aceptar que Tarzán tenga tantas otras madres, y que éstas se opongan a las tarzanadas de la primera o en su defecto a las jonasadas que ésta madrecita a ser interpelada, ha hecho o dejado de hacer.
Como hemos podido ver, una vez mas, y de manera puntual y específica, el espíritu maternal hacia el rey de los monos (y no me refiero al Nebot, que por su situación geográfica, tiene un pite mas de derecho a la custodia de Tarzán), sale a relucir en nuestro país.
Mientras esa mentalidad prevalezca entre nosotros, jamás mejoraremos. No hay institucionalidad, no hay obediencia a la constitución, no hay quien la haga cumplir, sin caer en estas tarzanadas, no hay quien tenga la autoridad moral para hacerla respetar, y si la tiene, nadie hace caso. Todos se sienten por encima de todos. La ley es solo para el de poncho.
Educación. De fondo y forma. Eso nos separa de los países desarrollados. Por eso cuando, a través de la educación, se cambie esa forma de actuar, veremos resultados positivo. Mientras tanto, el circo que presenciamos a diario, será el pan de cada día.
Capítulo 116 (El Apestado)
15 years ago
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