La felicidad, ja-jaja-ja

El 47,9% de los ecuatorianos se siente feliz, según la Senplades

Los ecuatorianos fueron un 17 por ciento más felices en 2008 que en 2007, según información divulgada hoy por la Secretaría Nacional de Planificación (Senplades) . El 47,9% por ciento de los ecuatorianos se sintió “muy feliz” en 2008, mientras que el año anterior sólo el 30,86% dijo sentirse de esta manera, según un comunicado de la Secretaría. Para medir la variable se usó una encuesta nacional de empleo realizada por el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (Inec) a 18 933 jefes de hogar. De acuerdo con la encuesta, las facetas que producen mayor felicidad entre los ecuatorianos tienen que ver con su estado civil, relaciones sociales, salud y participación pública. “Aunque la felicidad sí se relaciona con el nivel de ingreso, esta relación no es determinante” , explicó Senplades. Mientras siete de cada diez ecuatorianos se sienten pobres o muy pobres, solo dos de cada diez ecuatorianos se sienten infelices o muy infelices, según la institución. La nueva Constitución, vigente desde octubre del 2008, puso al “buen vivir” como el objetivo central del desarrollo que va más allá de la situación económica personal.

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A parte de que este “valiosísimo” estudio demuestra de que “productiva” manera se invierte el tiempo y dinero de los ecuatorianos, también nos demuestra lo parroquianos y mediocres que somos. Somos felices por decreto. Es inconstitucional ser infeliz, pues atenta contra el buen vivir.

Se colige del estudio en mención que en pocas palabras, los ecuatorianos en un gran porcentaje, son una ráfaga de pordioseros y mendigos altamente dichosos. Vivimos en pocilgas, vestimos harapos, pero sonreímos, porque el buche lo tenemos lleno del viento emanado por el circo del correato; de la incansable propaganda oficialista que nos cuenta que estamos avanzando hacia el nirvana; de los motivantes y conmovedores monólogos sabatinos; de los insultos, improperios, apóstrofes y epítetos; y de la carismática sonrisa de Correa. Poco nos falta entonces, para alcanzar la tan anhelada felicidad de los cubanos que siguen en la isla.

Es valioso destacar, que el pueblo ha descubierto que la clave de la felicidad, no radica en los despreciable e inmundos bienes mundanos, y que por prescindir de tan agobiantes pertrechos, ha aprendido a cultivar su felicidad en la idiotez presidencial.

Según esta óptica ecuatoriana, revelada por esta poco sesgada encuesta, los esqueléticos negros de Etiopía o de Somalia deberían estar saltando en una pata, llenos de júbilo, regocijo, y jolgorio, pues la austera vida que tienen es la meta que todo ecuatoriano debe perseguir, y ténganlo por seguro, que ni Correa, ni su astuto equipo, cejarán hasta que encontremos nuestra plena realización espiritual, basada en prescindir de lo material. El hambre y la miseria dignifican, templan el espíritu, y fortalecen los valores inmateriales. ¡Urra Correa!

Supongo que en base a este estudio cientifiquísimo, el gobierno nacional, justificará con mas razón aún, las futuras expropiaciones, extinciones de dominio, confiscaciones, reducciones salariales, retaceos de las pensiones de los jubilados y demás medidsa orientadas a librarnos del hostigamiento que el materialismo y la peluconada nos imponen. La persecución de la felicidad nacional es la meta y objetivo de este gobierno. Y como los números no mienten, la felicidad de los ecuatorianos radica en la miseria y mendicidad, en la pobreza y el desempleo. Con un poco mas de esfuerzo, seremos la nación mas feliz sobre la faz de la tierra. Sonríe que el tullido vicepresidente te lo pide.

(Finalmente entiendo eso del buen vivir)