Alguna vez alguien criticaba que en Cuba, ante la necesidad y carencia, muchas mujeres se veían en la penosa situación de tener que prostituirse, pese a que la revolución les había permitido educarse y obtener títulos universitarios. Fidel, como siempre, arrogante y soberbio, encaró tal crítica diciendo que sí, que en Cuba de verdad estaban las rameras mejor educadas del mundo.
Y es así que la gran educación que la revolución imparte a sus hijos, se estrella con la realidad de que no sirve de mucho, pues en ese medio, nadie puede desarrollar sus talentos ni encontrar empleo ni sitio en donde aplicar los conocimientos adquiridos.
Los socialistas ecuatorianos y todo ese lastre estelar de filosofastros de cafetín que solo saben ganarse la vida (¡y vaya que hay idiotas que les pagan por ello!) expresando sus miles de sentimientos piadosos para con el prójimo y proponiendo magnánimas soluciones que no incomodan sus aburguesados cuerpitos (y ensanchados y aplanados traseros, fruto de esas interminables lecturas y tertulias que los fuerzan a replanchigarse en vastos sillones) a través de pontificias providencias y políticas que deben ser ejecutadas por un tercero –léase el Estado- e impuestas al resto, para dar fiel cumplimiento a esos nobles propósitos de resarcimiento y justicia social sin ensuciarse las manos, son los que siguen creyendo en la estupidez de la educación cubana como evidencia de las bondades y beneficios de un sistema socialista.
No obstante la realidad, como siempre, derrumba sus castillitos de merengue construidos en nubes de color rosa.
En contraste a lo anterior, en otros sitios del mundo, como en Cambridge, Inglaterra, la educación que se imparte a sus universitarios, les garantiza en la mayor parte de casos, trabajo seguro y muy bien remunerado. Sin embargo, y a pesar de ello, las autoridades de dicha universidad han decidido hacer de la suya, la educación más completa y “well rounded” que se pueda impartir, para que sus estudiantes, sobre todo las féminas, que siempre se encuentran en desventaja en esta viña del Señor, implementando cursos como éste.
¡Qué diferencia! Mientras en Cuba la educación universitaria que se imparte no sirve para un rábano, y las personas, sobre todo las mujeres, tienen que ingeniárselas o acudir a los oficios más antiguos para poder subsistir, en el mundo libre, los educadores se preocupan en otorgar herramientas -léase tubo y meneito- opcionales y adicionales a sus estudiantas, en caso de que la educación de calidad que han impartido no sea suficiente para hacer una vida llena de ese buen vivir, esa plenitud del sumak kawsay, y no las encuentre en desventajosa situación.
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